Cuando silbo, Shusaku Endo, Ático de los Libros, 2013.
Un día Ozu, un hombre de negocios de mediana edad, se encuentra con uno de sus compañeros de la escuela secundaria. Este encuentro hace aflorar su pasado, sus años de adolescencia y sobre todo su amistad con Fletán.
Fletán fue su incondicional esos años, desde que, a mitad de curso, apareciera en su clase, con ese físico tan característico, unos ojos somnolientos que no abandonó nunca. Inseparables, ambos se enamoraron de Aiko, sin que por ello se alterara su amistad.
Lo que sí altera sus vidas es el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
A la vez que se narra el pasado de Ozu, en capítulos alternos se cuenta su presente, sobre todo el de su hijo Eiichi. Éste es médico en un hospital y su ambición le lleva a utilizar a las personas, caiga quien caiga. Una de sus pacientes es Aiko.
Ambos personajes sirven para describirnos el pasado y el presente de Japón. El de Ozu es un canto a la amistad, a la sencillez, a la felicidad, a la familia, a la cortesía y al deber. El de Eiichi es lo opuesto, una muestra de una persona insatisfecha, arribista, materialista y oportunista.
Inmaculada Setuáin Mendía