Daniel Franco Sánchez: Nació en Barranquilla, Colombia, en 1997. Se mudó a España en el 2016 para estudiar periodismo, pero terminó decidiéndose por los estudios literarios en la Universidad de Navarra. Desde entonces ha dictado talleres de escritura creativa, ha hecho de redactor de noticias de cultura, organizado exposiciones y recitales de poesía.
Principalmente escribe novelas y cuentos para retratar lo más profundo y complicado de las emociones humanas en el día a día.
Virgilio González Brieño: Nació en Caracas, Venezuela, en el año 1994. Llegó a España en 2016 para estudiar Periodismo en la Universidad de Navarra. Desde entonces ha colaborado con distintos canales de comunicación como reportero, cronista, traductor y crítico de cine (Infobae, Revista Nuestro Tiempo). También ha desempeñado como editor y coautor en proyectos de arte y literatura. Actualmente trabaja como editor literario, escritor y fotógrafo freelance, movido por su afán de registrar los corazones de la gente y sus pequeñas verdades.
Abraham Valera: Se crió en Valencia, Venezuela, pero nació en Tenerife, España, en el año 1996. A los 19 regresó a vivir en la Isla, para luego mudarse al norte de la península donde estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra. Fue director de la sección de poesía de la revista digital Vermú (2018 – 2019), trabaja como fotógrafo freelance y tiene publicados una serie de poemas en el periódico El sol (Cartagena de Indias, Colombia).
Pretende acercar a sus lectores, con la poesía y la narrativa corta, a historias que los conecten con las partes más íntimas de la experiencia humana en sociedad.
Los tres son los fundadores de la Editorial Graviola, una editorial independiente, nacida en España, comprometida con la difusión de las voces que emigran de Latinoamérica.
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- ¿Cómo empezó vuestra afición por la lectura?
D: Como a los once años: descubrí en la librería de mi colegio una colección entera de “Goosebumps”, las novelas de R. L. Stine. Las portadas me encantaban, luego empecé a leerlas y se convirtió en costumbre leer, supongo.
A: Recuerdo que sobre los trece años. Venía de vacaciones con mi mamá, y en el aeropuerto me llamó la atención un ejemplar de “El Psicoanalista” de Jonh Katzenbach. No tenía ni idea de qué iba el libro, pero apenas me senté en el avión y lo abrí leí casi doscientas páginas de una sentada. Recuerdo que ese fue uno de los primeros libros que me atrapó de esa manera.
V: No recuerdo un momento de mi vida en el que no estuviera leyendo, pero un punto de inflexión fue “El barril de amontillado”, de Edgar Allan Poe, que me dejó un hueco en el estómago que he estado buscando desde entonces.
- ¿Cuál es vuestro género/s favorito/s?
D: La novela corta, sin duda.
A: Sobre todo me interesan aquellos textos de ficción y no ficción que traten temas sociales: desde la vida vista a través de la marginalidad, hasta la exploración de lo que ha construido el mundo como lo conocemos.
V: ¿Puedo decir los rusos?
- ¿Qué novela nos recomendaríais y por qué?
Análogo al silencio, porque es una novela que funciona como una exploración del complicado mundo emocional de una familia rota y un país fragmentado, que propone la música y el diálogo como vías a la reconciliación y el redescubrimiento personal. Además, tiene unas ilustraciones preciosas y una lista de reproducción que no se pueden perder. Toda una experiencia.
- ¿Qué supone la lectura para vosotros?
D: La posibilidad de salir de nosotros mismos y acercarnos a realidades ajenas, y, por lo tanto, sensibilizarnos a ellas.
A: Ver de muy cerca el pensamiento y la cosmovisión de una persona específica.
V: Es descubrir el mundo a través de las personas que lo describieron en un punto único del tiempo.
- ¿Sois usuarios de la Biblioteca de la Universidad de Navarra?
Claro, especialmente Daniel que está en su último año de Literatura y escritura creativa, muchas de sus lecturas para su investigación salen de allí.
- ¿Qué le diríais a un no lector para animarle a leer?
Que igual está leyendo todos los días a través de redes sociales, por ejemplo. Es cuestión de tomar las riendas sobre el contenido que consumimos y hacerlo realmente valioso.
- ¿Cómo y por qué surgió la idea de la Editorial Graviola?
Desde que nos conocimos hemos estado involucrados en proyectos artísticos y de gestión cultural. Hace dos años comenzamos una revista de arte digital que nos abrió las puertas al mundo editorial. La revista terminó, pero los tres decidimos seguir trabajando para no dejar de publicar literatura moderna, de calidad, y en conversación con otras disciplinas artísticas como la ilustración, la fotografía, el collage y la música.
- ¿Cómo ha sido recibida esta iniciativa en general?
Las primeras semanas del lanzamiento, la atención que nos dio la prensa nacional nos acercó al público español, que ha respondido al proyecto con interés e incluso entusiasmo. Nuestro fin es crear una plataforma para la integración de personas, culturas y lenguajes artísticos; y poder compartir lo que hacemos con las personas dentro de nuestro entorno adoptivo nos hace demasiado felices. Está en nuestras manos mantener esa interacción.
- ¿Qué libro os hubiese gustado editar?
“Cuando quiero llorar no lloro” de Miguel Otero Silva. Es una novela muy dinámica y que juega muchísimo con la forma. Le da una vuelta muy latina a las herramientas del posmodernismo estadounidense y europeo, y aprovecha una infinidad de voces para pintar el mundo en el que chocan tres puntos de vista muy distintos. Nos parece que se presta a la experimentación estilística que buscamos en nuestro trabajo.
Muchas gracias por vuestra colaboración y os deseamos lo mejor.