A nuestros príncipes y princesas de la lectura.
Había una vez muchas ganas de volar alto con la lectura, tan alto como Antoine de Saint-Exupéry lo hizo con su avión y su imaginación. Por eso, lectores de aquí y de allí nos juntamos virtualmente para dar voz y alas a ese hombrecito que con sus sentencias nos ayuda a poner los pies en el suelo y a sacar al niño que todos llevamos dentro.
Aquí están todas esas voces en una sola voz que os dice que lo esencial es invisible a los ojos y que por eso, nos escuchéis.
¡Ah!, una petición de última hora: si alguna vez os encontráis con un niño de cabello dorado que se niega a responder a lo que le preguntáis, escribidnos lo más pronto posible…