
Comenzamos la estación con el poema Al otoño de John Keats, traducida al castellano por Juan V. Martínez Luciano, Pedro Nicolás Payá y Miguel Teruel Pozas en Poemas escogidos.
I
Estación de nieblas y frutos maduros,
compañera íntima del sol que todo madura,
que con él conspiras para bendecir y llenar
de fruto las viñas que los tejados rodean;
para colmar de manzanas los árboles cubiertos de musgo,
y hacer que el corazón de la fruta madure;
que crezca la calabaza, y las cáscaras de avellana se llene
de pulpa sabrosa; que nazcan brotes nuevos,
flores tardías que hagan creer a las abejas
que jamás han de acabar los días cálidos,
pues el verano sus panales ha colmado.
II
¿Quién, entre los de tu especie, no te ha visto a menudo?
Quien sea que te busque puede a veces encontrarte
Sentada con descuido en el suelo del granero,
Tu cabello agitado por ráfagas de viento;
O profundamente dormida en los surcos labrados,
Ebria por los efluvios e la adormidera, mientras tu hoz
Evita el siguiente haz y sus flores entrelazadas.
Y, a veces, cual espigador, mantienes
La carga firme sobre tu cabeza al cruzar el arroyo;
O con mirada paciente, junto al lagar,
Vigilas hora tras hora los últimos olores.
III
¿Dónde están las canciones de primavera? Sí, ¿Dónde están?
No pienses en ellas, que también tú tienes tu música,
Mientras nubes ligeras florecen en el ocaso
Y tiñen de rosa pálido las llanuras;
y un coro de lamentos entonan los insectos
entre los sauces del río, y se alejan
o se hunden en el viento ligero que nace o muere;
y los corderos adultos balan ruidosos desde las colinas;
cantan las cigarras, y con voz atiplada
el petirrojo silba desde el jardín en flor;
y golondrinas en bandadas revolotean en el cielo.
Podéis escuchar la versión original, en inglés, en el siguiente vídeo: