Rosa Montero nació en Madrid y estudió Periodismo y Psicología. Colaboró con grupos de teatro independiente, como «Canon» o «Tábano», a la vez que empezaba a publicar en diversos medios informativos (Fotogramas, Pueblo, Posible).
Desde finales de 1976 trabaja de manera exclusiva para el diario El País, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical durante el periodo 1980-1981.
En 1978 ganó el Premio Manuel del Arco de entrevistas, en 1980 el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios y en 2005 el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid a toda una vida profesional.
Ha publicado las novelas: Crónica del desamor (1979), La función Delta (1981), Te trataré como a una reina (1983), Amado Amo (1988), Temblor (1990), Bella y Oscura (1993), La hija del caníbal , Premio Primavera de Novela en 1997, El corazón del Tártaro (2001), La loca de la casa (2003), Premio Qué Leer 2004 al mejor libro del año, Premio Grinzane Cavour al mejor libro extranjero publicado en Italia en el 2005 y Premio Roman Primeur 2006 (Francia); Historia del rey transparente (2005), Premio Qué Leer 2005 al mejor libro del año, y Premio Mandarache 2007; Instrucciones para salvar el mundo (2008), Lágrimas en la lluvia (2011) y su obra más reciente, La ridícula idea de no volver a verte (2013).
También ha publicado el libro de relatos Amantes y enemigos, Premio Círculo de Críticos de Chile 1999, y dos ensayos biográficos, Historias de mujeres y Pasiones, así como cuentos para niños y recopilaciones de entrevistas y artículos.
Su obra está traducida a más de veinte idiomas y es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Puerto Rico.
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- ¿La decisión de ser escritora te vino a través de la lectura de algún libro en concreto o tenías la semilla dentro de ti desde pequeña?
La mayoría de los novelistas han empezado de niños, y yo también. Mis primeros cuentos los escribí con cinco años y eran de ratitas que hablaban. No hubo ninguna decisión de ser escritora: lo de escribir estaba ahí como algo natural. Forma parte de la estructura básica de mi ser.
- ¿Cómo fueron tus inicios? ¿Fue fácil conseguir que te publicaran el primer libro?
El éxito meteórico del diario El País lanzó al estrellato a una serie de jóvenes periodistas que trabajábamos alli. Me hice famosa como entrevistadora y me pidieron un libro de entrevistas. Dije que sí y firmé el contrato, pero pasaban los meses y me aburría tener que escribir un libro de entrevistas, además de las muchas entrevistas que hacía para el periódico. Así que les propuse un libro de ficción y me dijeron que sí. Esa fue mi primera novela – Crónica del desamor– fruto del azar, como tantas cosas en la vida. Pero hubiera publicado de todas formas, estoy segura, aunque más tarde.
- ¿Tienes alguna manía cuando escribes?
Pues no. Tengo mi propio método, eso sí. Tomo notas primero en cuadernitos, y desarrollo todo el argumento, hago cuadros en cartulinas, etc….
- En tus novelas das mucha importancia a la mujer, dotándola de gran personalidad. ¿Sueles poner un poco de ti en cada personaje que creas? ¿A cuál le tienes más cariño?
Espero dar igual importancia a mis personajes mujeres y a mis personajes hombres, si no no tendrían ninguna vida. Yo no escribo sobre mujeres, no tengo ningún interés en escribir sobre mujeres. Me fastidia que, cuando una autora escribe una novela con una protagonista femenina, la gente piense que escribe de mujeres, mientras que cuando un autor escribe una novela con un protagonista masculino, la gente piense que está escribiendo sobre el género humano. Yo también escribo sobre el género humano, pero es que el 51% son mujeres. Y por cierto, tengo varios protagonistas absolutos masculinos. En cuanto a los personajes que prefiero, sin duda Bruna Husky, la detectiva replicante de Lágrimas en la lluvia; luego Leola, la protagonista de Historia del Rey Transparente, y Félix, el coprotagonista de La hija del caníbal.
- A lo largo de tu trayectoria profesional has escrito obras de diversos géneros literarios. ¿Con cuál te sientes más cómoda escribiendo? ¿Y cómo lectora, cuál prefieres?
Me gustan por igual casi todos los géneros, tanto como lectora como como escritora… Bueno, quizá como escritora lo que más me guste es la novela.
- Con la irrupción de la tecnología 2.0 en el mundo de la información, el periodismo ha sufrido grandes cambios. Como periodista que los ha vivido de primera mano, ¿crees que esto puede provocar que la información llegue a los lectores de manera más sesgada?
Para nada. El periodismo sigue siendo absolutamente esencial para la sociedad. Que ahora todo el mundo pueda mandar informacion con un móvil desde una manifestacion en Irán, por ejemplo, no indica que sean periodistas, son simplemente fuentes directas. Antes, el periodista tenía que ir a la manifestación de Irán para conseguir esas fuentes directas y ahora vienen a él o a ella; pero esos twits o esos mensajes seguirán necesitando la criba, verificación, comparación, documentación y valoración de un periodista.
- Tienes una gran presencia en las redes sociales; incluso, en tu último libro – La ridícula idea de no volver a verte – has incluido “hashtags” en la narración de la historia, algo que a muchos lectores ha sorprendido gratamente. ¿Crees que la twitteratura puede considerarse una forma de literatura?
Todo puede ser una forma de literatura, los twits pueden ser como haikus… Aunque en general son bastante mediocres, la verdad.
- ¿Consideras que los niños y jóvenes de ahora leen menos que generaciones pasadas? ¿Crees que es más difícil que se muestren interesados por la lectura?
No sólo no considero eso que dices, sino que además es que no es cierto, como lo demuestran una y otra vez todos los estudios de lectura del mundo. La lectura siempre ha sido una actividad minoritaria y hoy esa minoría es más grande que nunca en todo el mundo.
- ¿Qué consejo les darías a aquéllos que quieran dedicarse a la escritura, tengan la edad que tengan?
Que escriban muchísimo, que lean muchísimo, que reflexionen muchísimo; que tengan una piel de elefante, aguante, perseverancia, resistencia.
- Ahora que llega el buen tiempo ¿cuál es tu rincón preferido para sumergirte en una agradable lectura?
Siempre he preferido leer en mi casa o en cualquier interior; la naturaleza, que me encanta, me distrae.
Querida Rosa,
te agradecemos sinceramente tu colaboración.