
Os presentamos nuestras sugerencias de libros para leer en la calma de la Navidad, para comprar, para regalar, para que os regalen, para disfrutar, para llenarnos de más palabras e ideas. Ahí va nuestro menú.
- Picnic en Hanging Rock, Joan Lindsay, Impedimenta, 2010.
Febrero de 1900. Un grupo de alumnas del selecto colegio Appleyard para señoritas se dispone a celebrar un picnic el día de San Valentín. Lo que empieza siendo una inocente comida campestre se torna en tragedia cuando tres niñas y una profesora desaparecen misteriosamente entre los recovecos de Hanging Rock, un imponente conjunto de rocas rodeado de la salvaje y asfixiante vegetación australiana. La única chica que logra regresar, presa de la histeria, no recuerda nada de lo sucedido.
Picnic en Hanging Rock dio lugar a una inolvidable película de Peter Weir, que contribuyó a incrementar el éxito de una obra ya mítica.
Novela que engancha de pricipio al fin. Nunca se supo si fue autobiográgica o no.
- El Belén que puso Dios, Enrique Monasterio, Palabra, 1995.
Relectura navideña de este libro, pequeño pero valioso. De aquí debí sacar yo (en su día) la idea de escribir un soneto a cada figura del belén. Enrique Monasterio hace esto en este libro, pero lo hace en prosa y lo hace «en bien».
Cuando Dios monta su belén, monta un universo, crea el mundo, porque Dios, cuando quiere hacer una cosa, la hace a lo grande. Su belén cuenta también con figuras torcidas (los que se rebelan contra los planes de Dios) y con figuritas rotas (los Inocentes).
Puede parecer una lectura para niños, pero la recomendamos para todos aquéllos que tiene un niño dentro.
- Liverpool Street, Anne Charlotte Voorhoeve, Paidós Ibérica, 2010
Esta obra fue galardonada con el prestigioso Premio Buxtehunder Bulle-2008 al mejor libro de ficción en lengua alemana. Novela emocionante y profunda describe la entrada en la edad adulta de una niña entre escenas de enorme tragedia.
Ha vendido más de 40.000 ejemplares en Alemania. Invierno de 1939, estación de Liverpool Street, Londres. Ziska Mangold se apea del tren. No es un tren cualquiera el que la ha llevado hasta allí, sino uno de los transportes de niños que liberaron a diez mil niños judíos, solos, sin sus padres, de la Alemania nazi. Ziska tiene una meta: reunirse lo antes posible con sus padres y con su amiga Bekka. A Ziska, a quien en Londres llamarán Frances, le esperan una nueva familia totalmente desconocida, un idioma extraño, nostalgia de su hogar y años de incertidumbre… pero también una gran aventura y, siete años después, una difícil decisión.
Una lectura que no defraudará. Analiza los profundos sentimientos y pensamientos de una adolescente en una situación «ajena» a su vida, pero con la que se tendrá que hacer. Es un libro que hace pensar en el juego del destino y en las consecuencias personales de tantos afectados por el fanatismo de las ideas de otros.
- Canción de Navidad, Charles Dickens, Jorge A. Mestas, 1999.
El clásico de Dickens vuelve a casa por Navidad. Son muy conocidas las andanzas de Ebenezer Scrooge, un usurero especialmente ruin, al que las visitas de los fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras le harán replantearse su miserable vida.
El relato fue publicado originalmente el diecisiete de Diciembre de 1843. En sólo una semana había conseguido vender seis mil ejemplares, convirtiéndose en un best-seller instantáneo.
Existe también una versión electrónica
- Doménica, Gonzalo Torrente Ballester, Espasa-Calpe, 1999.
2010 ha sido el año en el que se ha celebrado el centenario del nacimiento Torrente Ballester. Por eso rescatamos la última obra del autor, publicada tras su fallecimiento en 1999. Esta historia fantástica está protagonizada por Doménica, una chica que aparece de la nada, fabulosa en todos los sentidos.
Fantasía, imaginación, caballeros, ogros, hayas con h y sin h son algunos de los protagonistas de este cuento.
- El príncipe feliz, Oscar Wilde, Gadir, 2007.
“Dominando la ciudad, sobre una alta columna, descansaba la estatua del Príncipe Feliz”. Así empieza esta conmovedora historia, protagonizada por una regia estatua que domina la ciudad, infeliz por todas las injusticias de la que es testigo. Con la ayuda de una golondrina, intentará recuperar la felicidad, sacrificando su belleza.
Cualquier cuento infantil de Oscar Wilde (“El gigante egoísta”, “El ruiseñor y la rosa”, “El amigo fiel”) es digno de lectura; he escogido este título por la cuidada e ilustrada edición de Gadir.
Existe también una versión electrónica
- Paradero desconocido, Kressmann Taylor, RBA, 2000.
Si hacemos caso a aquello de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, estamos ante una gran novela corta.
El relato es conciso pero intenso. En forma epistolar, relata la relación entre un alemán y un judío estadounidense, unidos por intereses económicos. Al principio la relación es cálida, y conforme va pasando el tiempo, y las ideas de Hitler van calando hondo en Alemania, la amabilidad se torna en dureza. El final es sorprendente.
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