En diciembre del pasado año publicamos el Reto de lectura 2025. El reto de noviembre consiste en leer historias que transcurren total o parcialmente en algún medio de transporte y lo hemos conseguido con este clásico de la novela negra japonesa.
El expreso de Tokio, Seichō Matsumoto, Libros del Asteroide, 2014.
La trama comienza con el hallazgo de los cadáveres de una pareja en una playa una fría mañana de enero. Todo apunta a un doble suicidio. Sin embargo, algo llama la atención del policía local Torigai. El fallecido había pasado seis días en solitario en su hotel, y en su bolsillo solo se halló un billete de tren, lo que sugiere que la pareja probablemente no viajó junta. Asimismo, se descubre que el hombre trabajaba en un ministerio donde recientemente había estallado un importante caso de corrupción.
Siguiendo estos datos, se elabora un rompecabezas criminal tan preciso y cuidadoso como los horarios de tren que estructuran la trama. No hay que pasar por alto que la novela se escribió en 1958, año donde las tecnologías ni habían despuntado y donde la investigación sigue patrones analógicos enfocados en el análisis, la meticulosidad y el detalle.
Los relojes suizos son usados como símil de precisión, pero bien se podrían utilizar los investigadores de esta novela, personas que revisan cada detalle de la escena, interrogando cuidadosamente a los testigos y analizando la información con paciencia y lógica. No se dejan llevar por suposiciones rápidas ni por la apariencia de los hechos; su investigación se basa en la observación rigurosa y en la deducción, lo que refleja la importancia de la precisión y la disciplina en la resolución de casos dentro de la novela.
Si no te conformas con las primeras impresiones, súbete al tren de esta gran novela.
Inmaculada Setuáin Mendía
