Dubravka Ugrešić: el tren de la bruja

Elvira Navarro presentó el jueves 22 de mayo a Dubravka Ugrešić. La escritora española tiene en el catálogo de la biblioteca: La ciudad feliz (2009); La trabajadora (2014), se anticipa a contar la descomposición laboral y económica, se encuentra dentro de los 100 mejores libros, marca un tiempo y un camino; La isla de los conejos (2017), cuentos; Las voces de adriana (2023), habla de los duelos, la memoria, el pasado. 

Elvira introduce a su autora diciendo que el ciclo de Diosas Amadas es una “celebración de escritoras”, un lugar en donde se reivindican sus nombres. El nombre de Dubravka Ugrešić siempre la siguió pero ella siempre tenía un libro más que leer, algo que seguro le suele ocurrir a muchos lectores. Hay demasiado por leer. Sin embargo, sus títulos como Zorro o El museo de la rendición incondicional, le llamaban la atención; y una vez que comenzó a leerla, no pudo parar. Aclaró que iba a contar la historia de su vida no como filóloga o historiadora sino como lectora y, después, como escritora. Dubravka Ugrešić tuvo que exiliarse de su país desaparecido: Yugoslavia. El exilio -un rato en Amsterdam, otro en Nueva York- es una marca que deja en todos sus libros. 

En Ficcionario americano tiene que lidiar con el hecho de su «etiqueta» en el mundo. No estaba de acuerdo con el movimiento nacionalista de su antiguo país, no le gustaba la idea de tener que identificarse con una etiqueta por su país. No entendía porqué no podía ser simplemente una escritora. En este libro junta los artículos que publica sobre su experiencia de exiliada, el contraste entre su mundo viejo y su mundo nuevo. 

En El museo de la rendición incondicional lidia con una contradicción propia. Ya que no le gustan las autobiografías haciendo una autoficción, son fragmentos que no se sabe si son reales o si se los inventa. Este trata la historia de una madre que -como la de ella- va perdiendo la memoria y la hija la encuentra a través de sus recuerdos, escritos en un diario.

En Zorro, cuenta Elvira que plantea cómo se escribe, qué es la literatura. La obra narra un cuento sobre cómo se escriben los cuentos. Se preguntan ambas, una como lectora y la otra como escritora, ¿qué es ser un escritor? Un escritor es un ladrón de historias, de las memorias ajenas. Es su libro favorito de ella y cita la siguiente frase:

Los escritores tienen como dioses a los zorros. Estos representan, en el campo semántico, la astucia y la traición.

Además en esta misma obra, se resuelve la duda de porqué se llama “el tren de la bruja”. Primero, Elvira comenta dos cosas: explica que eligió el tren como metáfora al paso de la vida y a Dubravka la llamaban bruja en la vieja Yugoslavia por su pensamiento político. Segundo, Elvira explica que en este libro se habla de la imagen de la bruja en el imaginario colectivo: una señora vieja y fea, llena de arrugas y canas. La bruja es un ser apartado de la sociedad que, al igual que las mujeres mayores, tienen sabiduría solamente para el que “se atreve a” acercarse, tienen menos cosas y están a un paso de la muerte como las brujas que tienen “contacto con el más allá”.


Sofía Chiara Falcone.