En el el artículo publicado el 19 de enero de 2006, El placer de la lectura en el Quijote, Rosa Regás nos da varios motivos para leer, porque en sus propias palabras «nada es más fácil que poner de manifiesto las ventajas de la lectura sobre la ausencia de lectura, la benéfica influencia que tiene sobre todos nosotros y, sobre todo, el placer que nos proporciona.»
Así que aquí os dejamos esas razones, por si alguien necesita algún empujón para disfrutar de uno de los mayores placeres que existen (en nuestra humilde opinión):
Leer las páginas que escribió Cervantes es ante todo un ejercicio de la mente que la mueve, la revoluciona y la desarrolla, siempre produciendo esa inquietud que asoma cuando nos acercamos a otras voces y otros ámbitos, en una palabra, cuando accedemos a otros mundos distintos del que nos envuelve y nos protege.
Leer, bien lo sabemos, acelera el ritmo de nuestra inteligencia, la fortalece y la enriquece, del mismo modo que caminar fortalece los músculos de las piernas y nos hace más ágiles.
Leer, ya lo sabemos, es viajar, es conocer otros mundos que viven como nosotros en el planeta, pero también es conocer otros ámbitos de pensamiento tan válidos como los nuestros.
Leer es sumergirse en la vida de otros personajes, es detestar y amar y comparar, es sentir complicidad con el pensamiento de un ser que nunca conocimos o tal vez nunca conoceremos o disentir de otro entendiendo los elementos que nos separan de él.
Leer es tener muchas vidas, es abrirnos mil posibilidades, es tener la opción de conocer y de reconocer el pasado y el presente, y –¿para qué negarlo?– es un camino que, pasando por las aventuras y los desmanes de nuestros héroes, nos conduce inevitablemente al centro mismo de nuestro propio yo: conocerse al fin, saberse, aceptarse y por lo mismo aceptar a los demás.
