El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon, Salamandra, 2004.
A sus quince años, Christopher conoce las capitales de todos los paises del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los número primos hasta el 7,507, pero le cuenta relacionarse con otros seres humanos. Es incapaz de reconocer y comprender las expresiones faciales, aparte de las de felicidad y tristeza porque se las han explicado, y tiene dificultades para entender las metáforas y los chistes. Le gustan las cosas concretas, las listas y los hechos, tiene miedo de los extraños y de los lugares desconocidos.
Además odia el amarillo y el marrón, pero le gusta el rojo. Tampoco puede comer dos tipos diferentes de comida si se tocan en el plato y además considera que ver 3, 4 o 5 coches rojos seguidos augura que tendrá un día bueno, muy bueno, o super bueno. En cambio si ve 4 coches amarillos significa que tendrá un día negro, y entonces no come su almuerzo y no habla con nadie. No le gusta consumir comida de sitios extraños ni que se cambien de posición los muebles.
Una noche descubre al perro de la vecina muerto en el jardín y decide investigar quién ha sido el culpable, imitando a su admirado Sherlock Holmes, investigación que le lleva a descubrir secretos familiares que van a trastocar su mundo tal y como lo conocía.
Inmaculada Pérez Martínez

