Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valladolid, Reyes Calderón Cuadrado es Doctora en Economía y Filosofía por la Universidad de Navarra. Profesora y Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra y profesora visitante en las universidades de La Sorbona y Berkeley. Articulista y conferenciante habitual, combina su trabajo docente con la escritura. Es autora de Ego te absolvo, Gritos de independencia, Las lágrimas de Hemingway, Los crímenes del número primo, El expediente Canaima y El último paciente del doctor Wilson. Estos cuatro últimos tienen como protagonistas al inspector Juan Iturri y a la juez Lola MacHor.
- Aunemos pasado y presente. Díganos algún título que leyó hace tiempo y que le dejó poso y el último libro que le haya gustado sobremanera.
Me impactó, por la dulce y pacífica espiritualidad que transmite, la obra de Luis de Wohl, La luz apacible, que evoca la figura de Tomás de Aquino. De los últimos libros que he leído no me ha gustado ninguno sobremanera, pero recomendaría La fórmula preferida del profesor, de Ogawa, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, de Pitchel, El autómata de García Ortega, El hombre que amaba a los perros, de Padura; o De qué hablo cuando hablo de correr de Murakami.
- Siendo madre de nueve hijos le habrán preguntado infinitas veces de dónde saca el tiempo para escribir; esta vez nos interesaría conocer por qué ese tiempo lo dedica a tan noble oficio y si en ello tuvo que ver una infancia marcada por los libros.
Cuando algo te gusta, encuentras tiempo. Si te apasiona, encuentras aún más tiempo. No tuve una infancia marcada por los libros: prefería pescar que leer sobre pesca. Pero no faltaba Agatha Christie o Baum o Collins o los clásicos. Recuerdo cómo me gustó El filo de la navaja de Somerset Maugham y eso que mi madre había arrancado dos páginas “no recomendables” y aparecía un personaje del que no tenías noticia; El conde de Montecristo y El último Mohicano; La perla o Éxodo… Y, naturalmente, Delibes, que para algo era paisano.
- Novela negra, policial, de misterio, de intriga, thriller, ficción criminal… ¿Coinciden o existen matices?
Tantos matices como los que pueden percibirse entre el blanco y el negro. Habitualmente, tienen un poco de todo. Depende del porcentaje… y de si hay o no forense.
- Henning Mankell admite que, a pesar de escribirlas, no lee novelas policiales. ¿Le pasa lo mismo?
Sí. Prefiero leer otro tipo de literatura: por gusto personal y por no dejarme influenciar.
- Los protagonistas de novelas policiales suelen ser seres solitarios. Por el contrario la jueza Lola MacHor parece no conocer la soledad. ¿Fue un hecho deliberado?
Sí. Tan deliberado como que fuera mujer, casada y tuviera hijos. Se trata de un simple toque de realismo. La mayor parte de las magistradas españolas encajan en ese perfil.
- Como en sus novelas, la realidad está manchada por la corrupción, la violencia, el exceso de poder… En sus ficciones, ¿cuántas veces ha tenido que desvirtuar “ese dato” para que no resultara tan evidente?
En ocasiones lo desvirtúo; en otras, no. Pero el hombre es el último en darse cuenta de lo evidente que son sus errores para sus vecinos, de modo que casi nadie se da por aludido.
- En los tiempos que corren y siendo quien es, es inevitable que le preguntemos por la crisis; ha dicho en alguna ocasión que se trata más de una crisis de valores, donde lo financiero es síntoma de problemas mucho más profundos. ¿Cómo pueden ayudar los libros a encontrar sentido en los momentos de dificultad como éste?
Los libros te obligan a detenerte: primer punto a favor de la lectura, en una crisis de consumo acelerado y huida hacia delante. Los libros te ayudan a ponerte en la posición de otros: otro punto a favor, en una crisis de individualismo exacerbado. Los libros se leen y releen, se aconsejan y se prestan: toda una lección en un mundo de consumo y caducidad instantáneas. Los libros muestran belleza y apuntan a la Belleza, gran éxito del espíritu ante la animalidad del ambiente y la fealdad de la porquería vestida de seda. Los libros enseñan con profunda humildad, algo muy necesario en una cultura de éxito arrogante como la nuestra. Los libros, si son buenos, te hacen mejores, aunque no se note: otro punto para una sociedad que enfatiza mostrar los resultados a corto. Son elegantes formas de indicarnos que nos queda mucho por saber, por pensar, por visitar, por amar, por dar…
- Si leer los libros es leer a las personas, un buen profesional del márketing debería leer a…
Poesía. Es el antídoto perfecto.
- La Facultad de Económicas y Empresariales busca la calidad a través de su programa TIDIS: ¿cabe la lectura, en cualquiera de sus vertientes (literaria, de consumo, científica, académica) en dicha estructura?
Sin pensar el hombre de acción queda castrado. Leer y pensar son primos hermanos. Quien mejor conoce al hombre, mejor puede servirle. Claro que antes hay que entender lo que pide, y habitualmente lo hace en inglés…
- Manguel afirma que el capitalismo actual no puede permitirse un consumidor lento, y la literatura requiere lentitud. ¿Con qué eslogan animaría a sus alumnos para no caer en la tentación de la lectura superficial?
Si sólo lees chistes, te convertirás en un chiste. Si sólo escribes informes, terminarás en la carpeta TRASH. La competencia distintiva estriba en la alimentación de las neuronas, que viven de humanismo.
- ¿Tiene en mente la publicación de otra novela o para eso hace falta que pase más tiempo con respecto a la última publicada?
Mi siguiente novela- El asesino era par – sale en el mes de febrero. Habla de crímenes perfectos y de amores perfectos… Uno de ellos, no existe.
Agradecemos a Reyes Calderón la riqueza en sus repuestas y le deseamos éxito en todos sus proyectos, especialmente los que tengan que ver con la literatura.
